Existe una leyenda entre muchos de los pueblos precolombinos, según la cual los dioses habrían hecho dos regalos a los indios nativos para que pudiesen construir colosales obras arquitectónicas como la fortaleza de Sacsayhuamán o Machu-Picchu. Según el padre Lira, dicho regalo se trataría en realidad de dos plantas con sorprendentes propiedades. La hoja de Coca sería una de ellas, capaz de anestesiar el dolor y el agotamiento de los obreros, que podrían resistir así el gigantesco esfuerzo físico que debió exigirles tan extraordinarias construcciones. La segunda sería otra planta que, mezclada con diversos componentes, convertiría las rocas más duras en ligeras pastas fácilmente manipulables.
Durante catorce años el padre Lira estudió la leyenda de los antiguos andinos y, finalmente, consiguió identificar el arbusto de la Jotcha como la planta que, tras ser mezclada y tratada con otros vegetales y sustancias, era capaz de convertir la piedra en barro. "Los antiguos indios dominaban la técnica de la masificacion – afirma el padre Lira en uno de sus articulos –, reblandeciendo la piedra que reducían a una masa blanda que podían moldear con facilidad."
El sacerdote realizó varios experimentos con el arbusto de la Jotcha y llegó a conseguir que una sólida roca se ablandase hasta casi licuarse. Sin embargo, no logró volver a endurecerla, por lo que consideró su experimento como un fracaso. Pero, a pesar de ese parcial fracaso, el padre Lira si logró demostrar que la técnica del reblandecimiento es posible. Asi se explicarían los sorprendentes ensamblajes de algunas de las colosales rocas que componen las murallas de Sacsayhuamán u otras fortalezas precolombinas.
El doctor Joseph Davidovits es un famoso investigadorexpone numerosos ejemplos de construcciones de los faraones egipcios realizadas reblandeciendo la piedra, modelándola y posteriormente volviéndola a endurecer una vez era colocada en su emplazamiento definitivo. Más aún, muestra análisis microscópicos y de rayos X de piedras en cuyo interior han sido descubiertos cabellos, bolsas de aire, fibras textiles, etc.
Semejante técnica apunta a una forma de tecnología – en este caso química – que difícilmente encaja con nuestros conocimientos del pasado. Ya la reina Hatshepsut, cuya esfinge se conserva actualmente en Memphis, dejó escrito en el obelisco más grande del templo de Karnac que "las generaciones futuras se preguntaran sobre la técnica e izado de este gran monolito". El secreto de dicha técnica, aplicada tanto en las construcciones inspiradas por esa soberana como en otros muchos monumentos faraónicos. está, en buena medida, basada en el reblandecimiento de la piedra.
Atribuir esa tecnología a una civilización anterior como la Atlántida, o a la presencia de extraterrestres, es una cuestión de opiniones. Pero a estas alturas nadie puede negar las evidencias de que nuestra historia no es como nos la han contado...
En las alturas del Perú, los curtidos campesinos hablan desde hace generaciones de una misteriosa hierba nativa de este país (Hay autores que no están tan seguros de que la esquiva plantita que ablanda la piedra sea efectivamente la Ephedra andina, aunque esta última también tiene sus cualidades peculiares) y de un pajarillo al que llaman Pito (sobre las curiosas costumbres de este pájaro carpintero, también observado infinidad de veces por exploradores, científicos y personas comunes que afirman haber visto al Pito excavar sus nidos en los oquedales y paredes rocosas con la ayuda de una extraña hierba desconocida). Si bien los ornitólogos han logrado identificar a un pájaro carpintero que recibe tal denominación no sólo en Perú sino también en Bolivia y Chile, los botánicos no han tenido la misma suerte con esta enigmática planta, hasta ahora desconocida para la ciencia.
Pero los hombres del ande peruano insisten que hay una hierba de ramas y flores rojizas que crece entre la puna (La llamada Eco Región puna es una zona geográfica montañosa que se estira a través de la Cordillera de los Andes, desde el paso de Porculla, al norte peruano, hasta el sur del continente sudamericano. Este "piso" ecológico está conformado por llanuras y planicies desperdigadas entre las cordilleras altas, a una altitud promedio entre 3,400 y 4,500 metros sobre el nivel del mar. Su clima es extremadamente seco, con bruscas variaciones de temperatura que hacen una gran diferencia entre el día y la noche –puede sentirse un sol quemante y luego un frío glacial en cuestión de horas—. Geológicamente se trata de una región Andosólica, con muchos volcanes al sur y terreno muy rocoso. A través de las punas discurren numerosos ríos de suave pendiente, fruto de los deshielos de los nevados. En estas alturas se han contabilizado unos 12.000 lagos y glaciares sobre los 5.000 metros). y las selvas orientales y que era utilizada por los incas para ablandar las piedras. Según éstos, sus antepasados, grandes observadores de la naturaleza, descubrieron que el pájaro llamado Pito utilizaba "la hierba del Pitu" para preparar sus nidos en las paredes rocosas, con cuya savia "derretía" las piedras y hacia agujeros redondos en los oquedales.
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